Si fuera tan fácil como arrancarse la piel
y con ella tu recuerdo,
tan fácil como mirar al sur
y que mis piernas no tratasen de correr,
tan fácil como vomitar los versos
y quemarlos en la chimenea
junto con tu nombre
para que todo se vuelva ceniza.
Si fuera tan fácil olvidarte
lo hubiera hecho antes del amanecer,
sin embargo…
sólo abrace tu almohada
impregnada de tu aroma…
justo cuando cerrabas el portón.