Crónicas del recuerdo
El decidió ser eterno,
juega con mis sentidos
y se divierte morando
en aquel lugar místico
que construimos una
madrugada de domingo
cuando dormíamos
en su viejo sofá
con manchas de wiskie
en los cojines,
el decidió convertirse
en mi recuerdo,
y presentarse cada que le de
la regalada gana,
aun desaparece por meses
y un día regresa y se sienta a ver
su televisor de 52 pulgadas
con una heinekey helada en la mano
Y balbucea maldiciones.
El decidió morar en el pasado
con sus viejos jeans rotos y decolorados
bebiendo cerveza,
con ella la que lleva su apellido
y las bragas negras que olvide
antes de marcharme
un lunes por la mañana.