jueves, 26 de abril de 2012
En la telaraña
Me enseñaste a beber Ginebra
a medio día
y a tragarme las lagrimas con los ojos
sin que se asomaran siquiera,
me enseñaste a mentir mirando a los ojos
a fingir las sonrisas
para que pareciesen reales,
me enseñaste a que ser escritor
te robaba el alma
Y que al final todos podían leerla en tus letras,
me enseñaste que el sexo sin alcohol era insípido
y los besos sin sexo las gloria,
me enseñaste que la eternidad vivía en tus ojos
y el amor en mi vagina,
me enseñaste a fumar veinte cigarrillos al día,
y sobre todo me enseñaste a recordarte cada segundo
y olvidarte cada día.
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