viernes, 12 de febrero de 2010

Sólo nada


La morena pudo ser alguien pero decidió ser nada, algunas noches era un saxofón que quería llamar la atención de aquel músico en ese antro de mala muerte en el que tocaba, bailaba al compás de las notas melodiosas totalmente perdida en el alcohol, esperanzada a que él la mirara como aquella primera noche en la que se enamoro, buscaba que sus miradas se encontraran, alguna que otra sonrisa insinuando que esa noche no quería dormir sola, pero el… no quería otro saxofón, ni una mujer nocturna de la vida galante, el quería a alguien y ella sólo era nada…

En otras ocasiones quería ser un teclado para que acariciaran con las yemas de los dedos su piel, como aquél instrumento, que recorriera cada parte de su ser buscando las teclas que hicieran felices sus neuronas muertas en un orgasmo espontáneo, una y otra vez, no le importaba compartir al hombre siempre y cuando ella pudiera tener esos momentos de felicidad, esos orgasmos interminables en algún motelucho de paso, donde tenía membresía y le cobraban a mitad de precio, pero tampoco quería otro teclado, ni esas idas a los moteles, ni orgasmos pasajeros, él quería a alguien y ella simplemente era nada…

Tal vez ahora quiera convertirse en una guitarra, una batería, un bajo o un micrófono para perderse en la noche, ser algún instrumento y dejar de ser nada.

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