miércoles, 19 de mayo de 2010

Sin alas


El último poema que escribí
lo empeñe en el bar de la esquina
por una botella de Vodka
es la botella más costosa que he tomado
y tuve que quedarme
solamente con versos como estos,
que terminaran
en el cesto de la basura,

olvidados como aquel chico
con el que pase esa noche
al que le regale
mis piernas
a cambio de unas alas
menos rotas que las mías;

y tengo que volver a aprender
a volar
sin caer en el asfalto
a media noche.

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