viernes, 7 de agosto de 2009

Relatos de Alcantarillas (2)


-Puedes dejar de lamentarte y ser algo más de lo que eres, vete y no te gustará el reflejo después de una botella de whiskey, terminaste tal y como no querías ser – Me dijo una voz interior al ver a todos los perdedores que me rodeaban, mi amiga desde la secundaria Erica estaba con su mejor amigo en el sofá, y yo, estaba con alguien con quién en mis cinco sentidos no estaría, carecía de todo lo que esperaba encontrar en una persona, pero por el momento era todo lo que encontraría… que más iba a hallar en un bar de mala muerte a las tres de la mañana; miraba a mi alrededor y no veía mas que botellas vacías tiradas en el piso, colillas de cigarrillos en el cenicero, los minutos transcurrían lentamente y el amanecer parecía no llegar jamás, tenía que soportar el aliento alcoholizado de alguien que solo había visto un par de veces.

No esperaba más, todas esas personas eran el reflejo de lo que terminaría siendo, con la mirada arañada y sueños rotos que se ahogaban en cerveza, cigarrillos y sexo, miraba el reloj y no habían transcurrido ni un par de minutos, tenía que resignarme a terminar así, sola sin algo más que hacer que empinarme una botella de cerveza y ahogar las ilusiones que había sembrado desde que era una niña; que más podía esperar cuando todo lo que había estaba a mi lado, con una sudadera negra, y unos ojos que me miraban como si fuese lo más hermoso que había tenido en sus manos, a veces llegue a pensar que así era, que en verdad era lo único que el podía tener y viceversa. Transcurrían los minutos, tragándose poco a poco la esperanza y las ganas de salir corriendo de ese lugar, pero… ¿A dónde más podía ir? A las cuatro de la madrugada, embrutecida con Whiskey y cerveza, ebria y no solo de alcohol si no de impotencia y vacío… Así que… me quede ahí, esperando un amanecer que parecía no llegar más, en los brazos de alguien con quién no quería estar, soportando su aliento en mi nuca y sus besos que parecían cianuro.

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