viernes, 14 de agosto de 2009

Volar


Quiero volar como aquellas noches en la que solo existíamos ellas y yo, como cuando era su dueña y las calles eran mi santuario en la que sólo importaban mis pasos, donde tu eras una quimera más perdido en la luna y en los sueños infantes que vendí en una barata por un whiskey en las rocas, no voy a mentirte, extraño aquellas madrugadas donde los cuerpos en celo valsaban en rituales poco usuales de apareamiento, en donde la palabra amor no existía en el vocabulario y las esperanzas morían añejas a lado de una botella de vino rosado cosecha 1960. Extraño aquellas noches púrpuras cercenadas de sentimientos y vacías de todo, únicamente importaba el momento, que más da si al siguiente día olvidábamos quienes éramos o en lo que nos habíamos convertido o si nos azotaban los recuerdos que nos hacían ver por que habíamos terminado así. Extraño sentirme superior a todas aquellas personas con las miradas rasgadas que me recordaban que algún día terminaría como ellos, con las ilusiones en el piso y las esperanzas en el colchón sucio de una habitación de hotel, regalando los besos y las caricias al que me diera más cerveza esa noche.

Extraño todo eso, y a la vez no, por que jamás hubiera experimentado a que saben las caricias aún sin sentir tus manos explorando mi piel, no habría podido saborear la primavera de enero a diciembre aún cuando para mi la brisa de la noche me pareciera lo más hermoso que existía en esta vida y en la otra, por que todo eso perdió su valor al mirarme en tus ojos y pude ver el significado del día reluciente aún siendo de madrugada.

Voy a volar, pero esta vez no será sola ni volveré a ver aquellas noches que han carecido de esencia desde que el desasosiego constante de las entrañas se apodero del medio día, y las calles que eran mías se fueron marchitando en tus ojos comiéndose a la luna para darle lugar al alba que anuncia un amanecer sin pasados insolentes ni recuerdos que ultrajaron los sueños infantiles.

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