Una, dos tres…
horas de placer en tus brazos
y tus dedos trazaron el camino
a mi entrepierna…
uno, dos tres…
orgasmos en tu lengua
y mi cuerpo tembló constantemente
sobre tu pecho
y mi garganta quedo afónica
al ahogado gemido
de satisfacción
que interrumpió el silencio
en aquella habitación…
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