martes, 2 de junio de 2009

Domingo Comun


Y después de los puntos suspensivos sólo quedan cadáveres de botellas en el asfalto, los labios se prostituyen por un trago de cerveza, miro a mí alrededor y nada es familiar o quizás todo es tan irreverente y tus ojos son los espejos de los míos, con la mirada arañada, será difícil distinguir en la oscuridad, pero no tan difícil como distinguir en el día, por que bien dicen que en la noche todos los gatos son pardos y ahora no recuerdo siquiera tu nombre, ni donde nos conocimos, supongo que tuvimos sexo, tal vez por eso amanecí desnuda, en algunas ocasiones me miras como si me quisieras, sin embargo yo te miro como a alguien que no reconozco y no es por egoísmo ni por payasada, simplemente es por que no se quien eres, tienes cara de Raúl, no se si así te llamaras y por vergüenza a que pienses que soy una alcohólica no pediré que me recuerdes tu nombre, eres más de lo que he ligado últimamente, tal vez estabas más ebrio que yo por eso terminaste conmigo en la cama, no recuerdo cuanto bebimos ni si eres bueno cogiendo, pero me gusta que estés a lado mío, pocas son las veces que alguien despierta en la almohada izquierda, raro es verla no vacía, normalmente me escabullo antes del amanecer, no soporto no recordar con quien pase la noche, supongo que lo he disfrutado antes de quedar inconsciente.

Me gusta que me mires así.

- Eres muy linda, quiero volverte a ver.
- No eres bueno mintiendo.
- Quiero que me acompañes a la boda de un compañero de trabajo, me encantaría conocerte.
- Ya veremos.

Se que fue fría la respuesta, pero también se que no quieres conocerme y mucho menos llevarme a la boda de tu compañero de trabajo, es un desperdicio lo se, pudimos seguirnos viendo, y tal vez a la próxima recordaría tu nombre.

- Te cuidas y te llamaré pronto, hasta luego.
- Tu también te cuidas y espero tu llamada, adiós… Ernesto

Es verdad, se llama Ernesto, me gustaba más como Raúl.

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