viernes, 12 de junio de 2009

Perversiones


Extraño las perversiones
del vicio de la noche,
y el aliento de quien sea
en mi rostro,
alterno breves momentos
para darle un sorbo a la cerveza
antes de que su lengua
se ponga cómoda en mi boca
y se vuelva inquilina de ella
por esa noche,
el entorno se muestra vertiginoso
con prolongados estados de celo
que nos consumen lentamente,
la gente grita, canta,
sale… entra
irrumpe con sus miradas morbosas
como si nadie hubiese hecho lo mismo
y me avergüenzo como una pequeña infanta
que encuentran explorando su cuerpo desnudo,
pero me encanta su aroma,
huele a pasión y lujuria,
y su lengua juguetea con la mía
mientras sus manos acarician mis senos.

Los perjuicios se pierden entre las sombras
umbrías y lúgubres que dibujan los demonios del sexo,
entre albas ajenas al puritanismo;
la noche se desvanece entre las doctrinas
de la pasión de la carne,
entre lo correcto e incorrecto,
entre lo bueno y lo malo
entre el amor y el sexo.

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